Andando por los caminos cargada de historias viejas,
con las manos ya cansadas labrando voy la pobreza,
ya no duelen ni las grietas, ni el dolor de los perdido,
ya no pesan las cadenas, del verso que no se ha escrito,
tengo mis ojos proscriptos a la mirada viajera.
Tengo mi tiempo perdido con sus fracasos y penas,
tantas horas en olvidos con mis espaldas añejas,
que cruzaron mil caminos y visitaron fronteras,
sujetas todas a penas en la senda sin destinos,
llanto perdido en triviales desamores sin motivo.
Tengo febriles angustias de caricias naturales,
que me rugen desde dentro con su tono primitivo,
que las lloro con los vientos a través de mis respiros,
que me escuchan silenciosos conteniéndome la brisa,
que entrecruzan las ciudades y viajan
ríos y mares.
Miro atrás aquellos años con mi pelo casi cano,
con el beso consentido que siempre llevo guardado,
pero sigo aquí viviendo mi
tiempo que es regalado,
cada día más tranquila con el sueño de soslayo…
porque ya se han vuelto viejos no despiertan en los prados,
solo son ecos y añoro de una vida sin peldaños.