Negra sombra que creces del abismo a la gruta,
que rodeas mi espalda con tu sorna de burla,
oscureces mis pasos por la intrínseca senda
y me enjugas el miedo con olores de espanto.
Me persigues con saña por la estrecha pendiente
y deshechas mis ecos porque temen tus fauces,
el silencio me arrulla pero veo la Luna
escondida en la nube que pretende empañarte.
Negra sombra detesto que me escude tu mano,
que me aceche el aliento de tu sórdido altruismo,
precipicio profano tan carente de luces
y desando en tu tiempo como mar en un barco.
Negra sombra te busco por la huella que dejo,
pues mi cuerpo cansado, ya te añora y te extraña.
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