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“Depresión en el alma”



Impávida contemplo la agonía
en el umbral del lapsus reluciente,
silbidos se desprenden de la fuente,
del todo que percibo cada día.

Tristezas con olor a lozanía
se mueren con la tarde de mi mente,
causando la nostalgia en mi corriente
y el vicio resumido en mi apatía .

Se deprime la noche con la ausencia,
carente del deseo que se muere,
sin sentir un latido de clemencia.

Suspiran las estrellas con mi calma
porque saben que llora -el miserere-
prendido en la capilla de mi alma.

'La Divorciada”




Camina erguida, es su andar lisonjero
candor de luces tiene su mirada,
parece que perdura iluminada
si evoca con un beso, su te quiero.

Dibuja con un verso su febrero
detrás de aquel deseo de carnada,
se pierde el pensamiento de la nada
si la ves ir del brazo de su homero.

Día a día, la ves al albedrío,
vagando por la calle que desola
y todos pensarán parece sola.

Pero corren sus aguas como río
en pasiones de amores imposibles,
dejándole sus huellas infalibles.

En la espalda de las horas





Dime: cuando en la hora taciturna
intentas esconder sed de pasiones,
en la copa que vibra de emociones
la mano que acaricia es más nocturna.

Cuando fijas los parpados sin rojos
se suspenden los besos en la boca,
parece que levita y que te invoca:
las pupilas marrones de los ojos.

Cuando la lluvia moja tus balcones
los días sin amor que te enamoras,
recuestas tu cabeza cuando lloras

al borde de la vida sin opciones.
Se marchita tu tiempo de ilusiones,
en la espalda pesada de las horas.

"Elegía al recuerdo"






Yo le recuerdo aquí, donde me duele
junto al color que tiene el desengaño,
entre versos cansados del extraño
y el verbo silenciado que le huele.

Con el viento que cubre mi desvele
y el anhelo cosido al entrepaño,
de esos besos quedados al apaño
de una época que mira y se conduele.

La memoria perdida por ausencias
se aferra en su dolor a lo imposible,
se detiene en los bordes del pasaje.

Y evoca su tristeza con la esencia,
recuerdos de un pasado distinguible,
carentes del lugar para su anclaje.

"Despertar del Domingo"




Tiene mi canto un algo quejumbroso,
sombras de mar que crecen con deidades,
Ninfas y Náyades…divinidades,
surcan los bordes de mi sueño hermoso.

Tiene en su magistral clamor -reposo- 
Homeros que desvisten las edades,
sus ritos con clamores de ansiedades
sin poderes, se quedan lujurioso.

Mi sueño se despierta sin sus lagos,
con ríos sin caudales, mañanero,
me dejan el sabor en sus amagos.

Y el beso tempranero del Domingo,
que acompaña sus manos de platero
y detallan la huella que distingo.

"Amor sereno”


Amor sereno pintado de sus canas
con caricias matinales de embelesos,
es sutil tu compañía sin campanas
y cercano con sus soles sin excesos.

Melodioso con tu boca de jaranas
te sonríes y detienes los regresos,
los instantes de las horas más mundanas,
se desprenden de los días sin recesos.

Amor lleno de delicias, sin engaños,
sosegado en su rubor de consentido,
la remesa de sus brisas en mis rosas,

me dejan emociones con los años.
Una lluvia de recuerdos que no olvido
y se duermen en las noches con mis cosas.


“En el vientre de mis fantasías”


Como la espuma que salta sin destino
en mis mares amarillos y arenosos,
van naciendo con mis versos más hermosos,
una veta del caudal que me imagino,

De la boca de corales cristalinos

danzan besos mis viajantes silenciosos,
por la orilla de tus labios amorosos,
van dejándote el sabor de mis caminos.

Como mares que se abrazan con el cielo

las pasiones con amores voy mezclando,
con la lírica que evoca mi poesía.

Voy dejando con las olas de mi pelo

los deseos que se vienen despertando,
en el vientre de mis locas fantasías.


“En tiempos de amor”



lira


Más pura que una pena
es el amor gratísimo de ocaso,
no mata ni envenena
Y atrapa con su ardid justo mi paso,
lujurias que cautivan,
en horas de pasiones que motivan.

Más suave que tus manos
tu boca de cadencia inusitada,
que busca por mis llanos
el pasaje de rosa nacarada,
y el ansia que redime,
esta noche callada tan sublime.

Mejor que ser tu amante
es caminar descalza por tu exceso,
dejarte palpitante
en la Aurora que muere con el beso,
y un día en la semana,
abrazarme al deseo en la mañana.

Más grande que el amor.
!Oh Dios! ni tan siquiera el mismo cielo,
porque nada es mejor,
sin embargo, cubrimos con un velo
los versos y las rosas,
que perfuman las huellas de las cosas.

"Para dejar de amarte"




Tendrían que pasar miles de siglos
con los años, los días y sus horas,
que los mares enteros se secaran
y el cielo se perdiera en los caminos.

Tendrían que acabarse los permisos,
las rosas, tulipanes y amapolas,
deseos y pasiones que rebasan
las olas de ilusiones y delirios.

Tendrían que agotarse los fracasos
para dejar de amarte sin que muera,
apagarse con un beso musical,

el recuerdo de un tiempo ya lejano
o quemarse, el volcán de mi cabeza

por nada, te dejaría de amar.


Oculto llanto


 

Lloro en la cara oculta del planeta,
donde no puede verme tu mirada,
triste la pena mía que callada
puede permanecer como cometa.

Lloro junto a mi musa de poeta
versos que se me pierden en la nada,
vuelan mis amarguras la quebrada,
frágiles agarradas de la grieta.

Llanto que me desborda el sentimiento,
fluye como la lluvia en la ambrosía,
con el dulce sabor de mi lamento.

Queda bien impregnado en la apatía,
lágrimas infelices al momento,
llenan de su tristeza mi poesía.

"Me duele hasta la risa".




Me duele tanto el pecho de buscarte,
el eco de mi amor llora tu ausencia,
los besos se han perdido sin esencia
y sufro en mi delirio de encontrarte

Me duele tanto el sueño que se parte
tallado en los cristales sin urgencia,
dejándome en la cúspide demencia
del tiempo concebido para amarte.

Me duele hasta la brisa cuando pasa
y deja su perfume de recuerdos,
me duele cuando miro y no te hallo.

Si vuelo en el pasado que me abrasa,
si lloro, cuando rompo los acuerdos,
me duele, hasta la risa cuando callo.



“La lira del pecado”



Quiero tocarte el alma con las cumbres
de mis dedos, golosos de ansiedades,
escribir con mi boca certidumbres
en el torso de todas tus beldades.

Quiero tocar sinuosas tus costumbres
al besar tus ambiguas soledades,
dejar la silenciosa pesadumbre
en un sexo repleto de verdades.

Quiero tocar la lira del pecado
en tu pecho, la Ermita de mis sueños,
escalar por la lengua de tus ojos,

vararme en tu sujeto y predicado,
que son la fantasía de mi ensueño
y beberme de a sorbo tus antojos.


“La brisa de la Luna”


"La brisa de la Luna"
(madrigal)

La luna vino a mi balcón a verte,
cuando dormido estabas
y yo solo quería protegerte,
la risa que guardabas.

Cansada de una noche de locura
de besos que danzaban,
yo quise que durmieras con holgura
y mis olas rodaban.

Y tú, sumido en veleros perdidos
de tus sueños sin pasos
y yo, buscando inútil por olvidos
ovejas en parnasos.

Tu cara de caricia consentida
se hundía en mis sabanas
y yo la contemplaba confundida,
dormida en mis mañanas.

Despertamos la brisa en las Auroras
felices y desnudos,
dejando con la alquimia de las horas
nuestros gratos saludos.

ALGO SE FUGA




Yo sé, que algo se fuga de mis letras,
Yo sé, que se me escapa el sentimiento
volando entre los versos -un te quiero-
se sienta en el diván de mis esperas.

Yo sé que no descansa en sus condenas,
versátil, enfrascado en su recuerdo,
evita que lo deje con respeto
desnudo por lo oscuro de mis cuevas.

Yo sé que vaga incauta mi poesía
por páramos de olvidos y tristezas,
que bebe en la premura del carisma

anhelos que se mueren, cuando vuelan
y dejan en mis trazos la ceniza,
del tiempo sostenido del poema.



Poema Senil





Lo escribí para ti, sofisticado,
con el verso inclinado desde el torso,
una curva de rima va en el dorso
y se pierde en su métrica confiado.

Lo escribí para ti, considerado,
con la tinta que guardo y que te endorso,
en el libro de vida con su corso
y un verso resentido mancillado.

Lo escribí desde el alma, sin heridas,
pasional con sus ríos y sus quejas,
dejé todas las penas extinguidas

vagando por el eco de callejas,
y quise transmitir, con mis medidas,

un poema senil sin moralejas.

“Tu boca me recuerda”


"Tu boca me recuerda"



Tu boca a mi me recuerda
un palpitar desvelado,
una caricia en la mesa
el horizonte lejano,
muchas lunas sin cadenas,
un beso que no acorralo
en lo profundo del pecho,
con cerrojos oxidados
en el estío de otoño,
con nieves y con guijarros.

Tu boca a mi me recuerda
un canto desfachatado,
un reprimido suspiro
una laguna y un lago,
una noche placentera
cuando mis dedos cansados
se detenían con miedo
por la ranura del vaho,
entre nenúfares rojos
que vagaban extasiados.

Tu boca a mí me recuerda:
un tiempo que fue soñado,
amarguras, cosas buenas,
mil besos que fueron gratos,
una sonrisa dormida
y otra llena de pecado,
tu boca, boca maldita
náufraga de mi pasado,
se sumerge en mi existencia
como si fuese un regalo,
vibra con mis inquietudes
en un beso que acaparo.

Tu boca a mí me recuerda
las noches que se cansaron.
Aquellas que siempre sueñas
y guardas en tu pasado.