Fuiste como quimera de lluvia y hojas secas,
el deseo embriagante de un septiembre de rosas,
el sexo que detuvo noviembre con sus cosas,
la cruel desolación de mis palabras huecas.
Fuiste el ave nocturna, la brisa que disecas
en las tardes de enero de cumbres borrascosas,
fugaz "amor de otoño" de caricias borrosas
que dejas en mi calma tus vacíos y muecas.
Partiste, y en las noches te lloro porque extraño,
las palabras mimosas que calmaron mis fríos
y ese verbo que duerme con las brumas alertas.
Y se van con el tiempo, los recuerdos y el año,
se renuevan tristezas que reviven hastíos
y en nuevas melodías...nacen mis horas muertas.
1 comentario:
Es otoño, sin duda.
Un abrazo.
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