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"Árbol de vida"



  
Un día planté un árbol en mi alma
sin ramas, transparente, casi seco,
cabía en su interior todo el invierno
y un temporal de primaveras muertas,

Allí guardé la esencia de la vida,
los anhelos mojados de mis manos,
con la sonora y dulce compañía,
del fruto que retoña del te amo.

Ya no queda de mi árbol ni siquiera:
la sequedad de su árida fachada,
ni las dudas destruidas por la penas
ni huellas del vendaval que nos inspira.

Ya se extinguió la furia de la prisa,
los sueños tan candentes, la lujuria,
apagadas antorchas de emociones,
y un concierto de noches sin fortuna.


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