Se me ha escapado el año entre latidos,
envuelto en la penumbra de tus pasos,
sediento en cada beso sin ocasos,
perdido en la carencia de gemidos.
Se fue junto a la ausencia de cumplidos
por sendas que se yerguen de fracasos,
curvándose en la dicha con retrasos
que muere sucumbida en los olvidos.
Se me ha fugado el sueño clamoroso,
después que despertaron las mañanas
rociado de caricias repentinas.
Delirios que palpitan en lo hermoso
del dulce y fiel sonido de campanas,
nostalgia de mis horas vespertinas.
María de los Angeles Espinosa