Mi
madre tan lejana y tan dilecta,
cubierta
de bondad -flor de laguna-
me
deja el corazón -es su fortuna-
donde
guarda la miel siempre perfecta.
Su
voz es eslabón que se proyecta
por
cúspides de vida con hambruna,
no
existen dos iguales -solo hay una-
que
sacude minutos de colecta.
Mi
madre tan jovial y tan sincera,
amante
soñadora y tantas cosas,
abraza
sus jazmines con las rosas.
Candil
que no renuncia de la espera,
sus
sueños tienen vetas de colores,
cadencia
y matíz de mis amores.
1 comentario:
Es una hermosa flor para entregar a "tu madre", personaje que sale y está presente en estos versos.
Un abrazo.
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