Dolorosos
silencios aprisionan mi oda
en
un mar muy confuso de razones que olvidas,
como
luces lejanas dejan largas heridas
en
espumas que traen un desquicio de moda.
Vuelan
aves nocturnas con señales de boda,
por
el largo sendero que no tiene salidas,
donde
solo el amor reflorece si cuidas,
ese
dulce deseo que en la piel se acomoda.
Vitorean
las voces a través de los mares
al
costado del tiempo, por detrás de las sombras,
donde
nacen caricias y se mueren los nardos.
Donde
el beso se oculta, donde el sexo es en pares,
por
encima del verso que recuerdas y nombras,
de
memorias triviales con ortigas y cardos.
María
1 comentario:
Bonito alejandrino sobre la nostalgia.
Un abrazo.
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