No volveré jamás por las arenas
de ese mar con espumas blanquecinas,
ya su sal me quemaba las esquinas
y su sol motivaba mis cadenas.
No volveré, total si mis verbenas
han sufrido del tiempo y sus rutinas,
no queda juventud en mis encinas
y el deseo no corre por mis venas.
Me quedo en el recuerdo del pasado,
constelada en la grieta de mi boca,
suspendida del beso que provoca.
Un ayer fascinante y placentero,
Dejaré de legado en mí encerrado,
unos versos que digan que te quiero.
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