Cuantas veces te he esperado despojada,
del rubor del regocijo tan perverso,
con mis hordas naturales, con el verso,
y el deseo que se esconde en mi almohada.
Cuantas noches he corrido por la nada
con mis labios impregnados de universo,
te he besado cautivándote lo adverso,
del anhelo cotidiano en bocanada.
Y en mis sueños has dejado la osadía
y en los tuyos he dejado mis retrasos,
con mis huellas has grabado mil pasiones.
Que se pierden por caminos sin ocasos,
no se quieren abrazar a mi poesía
y se quedan pernoctando en los rincones.
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