Hola querido amor te veo despierto,
en la orilla conservada de mi sueño
entre el inquieto rubor del loco empeño,
y el deseo prematuro que es incierto.
Te observaba cavilando en el concierto
entre el dulce conspirar de los risueños,
estertores melodiosos y pequeños
impregnados en las dudas del acierto.
En el borde de mi abismo te encontrabas
balanceándome feliz por la cintura,
tus deseos me excitaban con dulzura.
Despertaron sensaciones ya febriles
pues soñaba suavemente que me amabas,
entre caricias de besos muy sutiles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario