Era azul o era de un gris el engreído,
saltaba serpenteando de alegría,
su aleta sutil y rápida movía,
salpicando de sus mares mis sentidos.
Su carita cual amante y consentido,
entre espumas tan saladas convertía,
su nadar en un cortejo de osadía,
que atónito te dejaba poseído.
Como dueño mi delfín va por los mares
dibujando con las olas la dulzura,
todos miran sus graciosos malabares
Admirados con su amable contextura,
Y yo sigo resguardando con mi
euforia
su ternura con cariño en mi memoria.
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