Déjenme tranquila llorar, estoy buscando esa estrella,
perdída en el extenso mar con su enorme luz centella.
Quiero volver por mis pasos aquellos de mi niñéz,
no quiero que nadie diga que comenzó mi vejez.
Y cruzar el mar Caribe y encontrar lo que dejé,
a ése padre, ésa madre y los amigos que aconsejé.
Quiero buscar esas palmas, ése camino de grietas,
las manos que me saluden, las voces de mis profetas.
Quiero beber manantiales, gozar mis playas rocallas,
andar con los pies descalzos, descansar en mis murallas.
Caminar mis viejas calles llenas de nuevas historias,
sentarme cuando esté cansado, en mis parques con memoria.
Quiero beber de los ríos, con la sed de tantos años,
y beberme mi buen vino sin penas y sin regaños.
De nuevo hacia mis raíces, volver de nuevo a mi patria,
encontrar las cicatrices, pues no soy una antipatria.
Poder gritar, reir y llorar a la hora que tenga ganas,
y no tenerlo que hacer aquí, en esta tierra lejana.
Déjenme sosegada llorar... por mi isla insoberana,
y si luego he de morir, que me entierren en mi Habana.
2 comentarios:
Y este poema, atravesado de nostalgia, preñado de recuerdo y de afán, también me sacudió por dentro. Enhorabuena.
Saludos blogueros, María
Gracias amigo por visitar mis letras...un abrazo bloguero.
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