Quiero
tocarte el alma con las cumbres
de
mis dedos, golosos de ansiedades,
escribir
con mi boca certidumbres
en
el torso de todas tus beldades.
Quiero
tocar sinuosas tus costumbres
al
besar tus ambiguas soledades,
dejar
la silenciosa pesadumbre
en
un sexo repleto de verdades.
Quiero
tocar la lira del pecado
en
tu pecho, la Ermita de mis sueños,
escalar
por la lengua de tus ojos,
vararme
en tu sujeto y predicado,
que
son la fantasía de mi ensueño
y
beberme de a sorbo tus antojos.
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