Si la tarde nostálgica descubre
la mística tristeza de mis ojos,
fenecen persuasivos mis enojos
tras el denso cristal que la recubre.
Si sus labios de ocasos en Octubre
me dejan sensaciones con sus rojos,
si reflejan quietud en mis abrojos
le envío el beso noble que la cubre.
Si la tarde demora mis horarios
en el eco de amor de mis vergeles,
si me deja sin alas en mi vuele.
Y el verso se consume en el lamento,
dilapido la fe de mis santuarios
y disfruto del placido momento.
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