Un temblor de caderas en la tarde,
erosionó mis ansias en aumento,
tan sensual y brutal el movimiento
cual vibrante deseo sin alarde.
Voy perdiendo el gemido cuando arde
en la hoguera del éxtasis el viento,
la lujuria ha servido de alimento
a las ganas que impiden me retarde.
Tú te mueves jinete desvestido,
galopas sobre mí sin restricciones
nos amamos atando las pasiones
del deseo que incita a ser villana.
Y mi cuerpo cansado y embestido
sobre el tuyo se queda hasta mañana.
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