Eres amante que en el labio besa
dejando su dulzor de madrugadas,
inquieto consentido de miradas,
el verso no pensado de mi
Buesa.
Aquel que tan amante me embelesa,
quijote de mi mar de encrucijada,
el eco suspendido en mi almohada
ardiente abrasador de una promesa.
La dulce convicción en mi devota,
consenso del arpegio y del altruismo,
amor que me confunde y siempre evoca
el inmenso esplendor de su bautismo.
Mi espíritu que emana con su brío…
perece entre las aguas de tu río.
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