Emerges de la mar como un enigma;
irrumpes con tus olas mi navío,
descalzo, sin ropajes de extravío,
impregnas a mi mundo de tu estigma.
Tu mirada de fuego me devora
incendia mi silente desvarío,
me apagas y me prendes el estío,
cual beso de placer que no se implora.
Tu boca de corales cristalinos
recorre mi figura sin fronteras,
renuncio yo al suspiro de quimeras
al tacto de tus labios tan divinos.
Me muero con la gracia de tu risa,
tu voz de madrigal que me estremece,
tu cuerpo varonil se me apetece,
con las ansias que vienen tan aprisa.
Mi barca sigue así su ruta exhausta,
queriendo un día anclar sin mas demora,
al deseo de ayer que crece ahora,
de esta vida que a veces es injusta.
Prisionera a tu amor yo voy prendida,
paradigma que atrapa y me devora
y quisiera a tu lado con la aurora
despertarme y sentirme muy querida.
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