se perdió en la noche llena de estrellas,
que las rosas ya no tienen espinas
y mi piel no palpita con tu recuerdo.
Pero heme aquí; rozando con el delirio
los cultivos verdes de mis memorias,
sembrando esperanzas en mi huerto
lleno de espinas, cardos, y amor.
Pude escribir que el cielo es azul,
que muero poco a poco entre mis letras,
en cada verso silencioso que nace
de mi alma indecisa y pretenciosa
pero plena de pasión.
Pude escribir de guerras solidarias,
de vergeles de luz en los ocasos
quise, y no pude querer, lo que ahora hago,
y es mi dolor un rugir de mil volcanes
que me quema.
Pude escribir que no tengo recuerdos,
que confundida con mis quebrantos,
no supe lo que era el miedo, o tal vez,
que todavía, me muero por hallarlo.
Pude escribir de mi amor o del tuyo,
de lo fácil que es amar en la soledad
y lo difícil que es renunciar
cuando llevamos dentro el sabor
de los labios en la piel,
noches cuajadas de deseos pecaminosos
con tu rostro y tu voz.
Pero mejor no escribo nada,
mejor… dejo correr el río
que él se lleve mis arraigados resabios,
mis angustias y me traiga
esa caricia plena y duraradera,
no solo de sexo y deseo,
sino de amor..
No hay comentarios:
Publicar un comentario