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“Entre Zarzas y espinos”




Como frágil cristal nace la vida,
perfumada de rosas con espinos,
te dibuja variados los caminos,
a lo bueno y lo malo te convida.

Como cerezo en flor a su medida,
va esparciendo sus flores y sus trinos
por la tierra que evoca con sus pinos,
los tiempos que se fueron en su huída.

Como rima que quiere ser poesía,
mi voz hecha de prosas es cometa
y vuela por ventiscas de maldades.

Con mis manos cargadas de ambrosía
cosecho con afanes de poeta,
entre zarzas y espinos, mis verdades.


María de los Ángeles 



"Llora la muerte'




Llora la muerte lágrimas cansadas,
perturban las alturas con su canto,
desciende por la urbe del quebranto
y apaga silenciosas alboradas.

Muere la muerte en olas encrespadas,
detienen el aliento que levanto,
cuerpos inertes lloran en su llanto,
inocentes criaturas en cascadas.

Llora silente el mundo y es penoso,
mora la tarde impávida al declive,
claman las bochornosas esmeraldas.

Y no hay quien resplandezca en el reposo
se burlan de la tarde que revive,
cuando todos reviran sus espaldas.

“Mis Auroras”




Silbaba mi silencio por tus lares
la tarde fue despacio tras los muros,
el humo pasional de tus conjuros,
dejaron sus siluetas similares.

Saltaba mi sostén por tus lunares,
la boca sin sus labios inseguros
abarcan los anhelos prematuros,
fundidos en la luz de mis andares.

Sedienta fui colgándote mejoras,
en huecos de costumbres indecisos
cantaron al unísono quimeras.

Que estaban escondidas en las horas,
la lluvia del placer sin compromisos
llenaron poco a poco mis Auroras.


María de los Ángeles 

"Derroche de lujuria"




Hicimos el amor en las rodillas
de las piernas ajadas de la noche,
ocultos en lo tierno del derroche,
vagando en las caricias más sencillas.

Vibramos en la luz de las mejillas
del tiempo que repele lo fantoche,
anhelos que se tuercen con reproche
maniatando indolente mis cosquillas.

Los ríos de tu boca con la espuma,
despiertan los horarios sin penurias
y besan las costillas de mi bruma,

hambrientos del sabor de mi deseo.
coronan madrugadas de lujurias
del beso consagrado que poseo.


María de los Ángeles

"Oda a la nostalgia".



Dolorosos silencios aprisionan mi oda
en un mar muy confuso de razones que olvidas,
como luces lejanas dejan largas heridas
en espumas que traen un desquicio de moda.

Vuelan aves nocturnas con señales de boda,
por el largo sendero que no tiene salidas,
donde solo el amor reflorece si cuidas,
ese dulce deseo que en la piel se acomoda.

Vitorean las voces a través de los mares
al costado del tiempo, por detrás de las sombras,
donde nacen caricias y se mueren los nardos.

Donde el beso se oculta, donde el sexo es en pares,
por encima del verso que recuerdas y nombras,
de memorias triviales con ortigas y cardos.


María

“Dejaré al partir”



Andaré sin andar por las alturas
los cielos enojados del poema,
vagaré por la curva de la yema,
del pasado banal de mis locuras.

Caminaré sin prisas mis corduras,
mis ratos de recuerdos sin esquema,
deslumbrando la tarde que me quema
la rúbrica que muere sin figuras.

Marcharé con los mares de mi calma,
por sendas improvistas sin permiso
recogiendo caudales de ilusiones,

guardadas con los años de mi alma.
Y dejaré al partir con un aviso:
Mis versos vendavales de emociones.



“Te huelo Otoño”




Aspiro tu fragancia, te respiro,
deshojan mis albores tu llegada,
la lluvia con sus grises sin morada,
refrenan los abismos que deliro.

Te huelo y en tu aroma, yo me inspiro,
vuelan versos en hojas por tu nada,
se trasnocha la noche ya cansada
y deja su candor en mi suspiro.

Otoños de silencios y de prosas:
te me adentras sinuoso hasta las venas,
me dejas el sabor que se marchita.

Escucho tu pisada que me acosa
y cuento los segundos, cuando apenas
tu brisa desnudándome me invita.



María de los Ángeles Espinosa
(derechos de autor)



“Siempre eternas”





Me buscas rozagante y yo me escondo
en la curva del pétalo que abraza,
la lluvia de tu boca se adelgaza
y confunde mi llanto tan redondo.

Tu me buscas amor y en tu trasfondo
sepultas mis silencios en tu braza,
la ceniza te envuelve y te desplaza,
por sendas traicioneras que no ahondo.

Me buscas con pasiones otoñales,
con notas del cantar de mis abriles,
septiembre con sus lluvias sempiternas

Evocan los gemidos musicales
en ríos de nostalgias tan febriles
que vuelan sin destino siendo eternas.


María de los Ángeles Espinosa
(derechos de autor)